La ansiedad económica te roba más que dinero
El 72 % de las personas con deudas crónicas presenta síntomas de ansiedad clínica o niveles severos de estrés, según investigaciones recientes en salud financiera. Lejos de ser una cuestión exclusivamente contable, el endeudamiento prolongado puede generar un malestar constante que condiciona la vida cotidiana. El dinero preocupa, pero lo que angustia es la falta de control, la incertidumbre y la presión por cumplir con pagos que superan las posibilidades reales.
En este contexto, muchas personas recurren al consumo como forma de alivio emocional. Las compras, en lugar de resolver el problema, acaban formando parte de él. Entran en escena como una respuesta inmediata a la tensión, aunque a medio plazo alimentan el desequilibrio financiero que causa ese mismo malestar.
Consecuencias emocionales del endeudamiento
La investigación Financial stress and depression in adults (2022) señalan una relación clara entre el estrés económico sostenido y los trastornos de ansiedad. La falta de estabilidad financiera altera el estado de ánimo, reduce la calidad del sueño y dificulta la toma de decisiones. También puede afectar a las relaciones personales y a la productividad en el trabajo.
Un informe de Cambridge University confirma que las personas con problemas de salud mental tienen más probabilidades de vivir endeudadas, su título es Debt and mental health: the role of psychiatrists. Y a la inversa, quienes arrastran deudas importantes tienen más riesgo de sufrir depresión o ansiedad. En muchos casos, se crea un círculo en el que la preocupación por el dinero deteriora el bienestar emocional, y ese deterioro impide resolver el problema de origen.
El consumo como respuesta emocional
Las decisiones de consumo no siempre están guiadas por la necesidad. En momentos de agobio, comprar puede ofrecer una sensación momentánea de alivio o control. El Journal of Consumer Behaviour (2011) recoge estudios donde se observa cómo algunas personas utilizan el consumo para hacer frente a emociones desagradables, aunque eso signifique aumentar la deuda o aplazar otras obligaciones.
Este comportamiento suele generar una falsa sensación de solución. El problema queda pospuesto, pero no resuelto. Con el tiempo, la acumulación de deudas provoca más ansiedad, lo que incrementa la probabilidad de repetir ese mismo patrón.
El deterioro de las capacidades cognitivas
El estrés financiero influye en la forma de pensar. Según el estudio The economics of financial stress (2024), las personas sometidas a presión económica prolongada muestran dificultades en tareas que requieren atención, planificación y memoria. Esta situación afecta a su capacidad para tomar decisiones relevantes y puede llevar a errores que agravan el problema.
Este efecto no se limita a quienes tienen ingresos bajos. También afecta a quienes, pese a tener ingresos medios o altos, mantienen un nivel de gasto que les impide alcanzar una estabilidad real.
Tranquilidad pendiente
No todas las deudas tienen que ver con dinero. Algunas personas se deben tiempo, calma o claridad mental. Y mientras intentan cuadrar cuentas o aplazar pagos, también aplazan decisiones importantes, conversaciones necesarias o hábitos saludables.
Reconocer que hay un vínculo directo entre el estado financiero y el estado emocional es un paso necesario. No para añadir culpa, sino para abrir nuevas formas de abordar el bienestar desde una perspectiva más completa.
Hacia una educación financiera con mirada emocional
La educación financiera tradicional se ha centrado en presupuestos, ahorro y planificación. Pero entender cómo influyen las emociones en la gestión del dinero resulta igual de importante. Las finanzas conductuales han mostrado que las decisiones económicas están marcadas por factores como el miedo, la presión social o las experiencias pasadas.
Bibliofrafía
Guan, N., Guariglia, A., Moore, P., Xu, F., & Al-Janabi, H. (2022). Financial stress and depression in adults: A systematic review. PloS one, 17(2), e0264041.
Fitch, C., Chaplin, R., Trend, C., & Collard, S. (2007). Debt and mental health: the role of psychiatrists. Advances in Psychiatric Treatment, 13(3), 194-202.
Kemp, E., & Kopp, S. W. (2011). Emotion regulation consumption: When feeling better is the aim. Journal of Consumer Behaviour, 10(1), 1-7.
Sergeyev, D., Lian, C., & Gorodnichenko, Y. (2024). The economics of financial stress. Review of Economic Studies, rdae110.
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